Tras el bombardeo de Hiroshima, una niña de doce años llamada Sadako Sasaki desarrolló leucemia. Y se le ocurrió que, a modo de oración, podría curarse si hacía mil grullas de papel
Hay quienes dicen que Sadako consiguió hacerlas, y quien asegura que murió sin poder realizar su empeño;
Con el tiempo la historia de la niña fallecida, en 1945, ha servido para que los japoneses dispongan desde hace 65 años de otro símbolo de fe, desde entonces y cada vez que ocurre una desgracia en Japón, la costumbre de hacer grullas de papel es vista como un mensaje de paz y esperanza.
Hagamos Grullas por Japon!!!
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